La Organización Mundial de la Salud declaró el decenio de 2021 a 2030 como la “Década del Envejecimiento Saludable” para animar a los gobiernos, organismos internacionales, universidades, profesionales, medios de comunicación, empresas y la sociedad en su conjunto a colaborar para mejorar la calidad de vida de las personas mayores.
El interés mundial por la tercera edad no es casual ya que actualmente más de mil millones de personas tienen 60 años o más. España también es un país envejecido: el 19,77 % de su población tiene 65 años o más, según el Instituto Nacional de Estadística. Euskadi tiene la misma media de edad que Italia (46,7 años) con lo que se coloca, junto con esta, a la cabeza europea en lo que se refiere a población envejecida. .Por esa razón, poner en marcha programas de envejecimiento activo y saludable es más importante que nunca.
Esto, aunque lo piense y esté de acuerdo, no lo digo yo. Como veis lo dice la OMS, Como nos dice que debemos tener, para que ese envejecimiento sea realmente saludable, hábitos de vida que lo sean también.
Por ejemplo: la Sociedad Española de Geriatría reconoce que “el acto de comer suele ser una fuente importante de satisfacción y bienestar psicoafectivo en los adultos mayores” Pero ¡ojo! que también puede ser un arma de doble filo porque nuestra dieta de hoy en día tiene demasiada sal, azúcar, poca fibra… y esto aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad, o algunos tipos de cáncer. Así que… la alimentación debe ser variada y equilibrada y aportar la energía necesaria para que las personas mayores podamos llevar un estilo de vida activo. En esto también estoy de acuerdo.. Aunque lo ampliaría al resto de la población porque los buenos hábitos en alimentación adquiridos desde la infancia garantizan una mejor salud y ayudan a prevenir enfermedades. Así que cuanto antes empecemos, mejor llegaremos a la vejez.
Y nos hablan de lo que representa la capacidad funcional que no es otra cosa que tener los atributos que nos permiten a las personas ser y hacer lo que para nosotras es importante. Y aquí ya me parece que las cosas, esos beneficios que nos conducen al envejecimiento saludable no son iguales (o pueden no serlo), para ti que para mí. No creo que importe. Da lo mismo lo que hagamos. Lo importante es que nos produzca beneficio, físico o mental.
Tengo amigos (y amigas), a los que les gusta cocinar y comer en abundancia ese resultado de su tiempo dedicado a convertir una bolsa de la compra repleta de “cosas” en una rica y apetitosa cazuela de lo que sea. También tengo otros (y otras), que de siempre, y más ahora en la etapa de jubilación, han descubierto el placer de la bicicleta y se dan sus alegres paseos por la city o por los alrededores (aquí con más prevención que otra cosa) y con la parada obligada del amaiketako. Yo, he de confesar, soy de gastar suela. Acostumbro a gastarla por la ciudad intentando conseguir ese tope de los 10.000 pasos casi como una especie de religión para el no creyente. No porque los que se dedican a andar no crean, sino porque “no se creen” capaces de conseguir cumplir con ese objetivo; porque aquí llueve y no estamos en Bolonia o en Turin donde hay mucho soportal, y esos días de pertinaz lluvia o sirimiri, cumplir el objetivo se complica.
Así que, en conclusión: recordad que estamos en la década del envejecimiento en salud y que mientras los gobiernos se ponen de acuerdo en cómo deben implantarse los modelos más adecuados para lograrlo, o en crearnos entornos y oportunidades que nos permitan hacer aquello que creen valoramos en nuestra vida, nosotros y nosotras, como personas adultas y mayores responsables, tenemos que ponernos las pilas y servir con nuestro ejemplo de buenos hábitos a la generación que nos viene pisando los talones y a la que le está tocando vivir en una sociedad cada vez más compleja.
Lurdes Ubetagoyena
Presidenta Aubixa Fundazioa