Es el título de la preciosa novela de la escritora francesa Delphine De Vigan.
Os cuento. Es una breve novela a dos voces, sobre la gratitud, sobre como agradecer a quienes nos han ayudado en la vida, y sobre la soledad de las personas mayores.
El relato, austero y limpio, es conmovedor.
Michka, ingresa en una residencia geriátrica, ha perdido parcialmente el habla, tiene una afasia. Marie, es su vecina, y Jerôme, el logopeda.
Marie se cuestiona si supo acompañar a la anciana como se lo merecía, “le debo tanto”, dice. Y Jerôme :”trabajo con palabras y con el silencio… trabajo con la ausencia. Con las confidencias .Con los recuerdos que ya no están y con los que resurgen tras un nombre, una imagen, un perfume. Trabajo con el dolor de ayer y con el de hoy. Y con el miedo a morir”.
A ambos personajes los une su relación con la anciana. Ellos son los cuidadores. Michka nos deslumbra, nos descubre su pasado, nos estremece con su lucidez y con el deseo de poder expresar su gratitud a quienes, en su infancia, la ayudaron y salvaron.
La entrega de los cuidadores marca profundamente sus vidas. Ha nacido un vínculo con la anciana. Esperas, confidencias, silencios, compromisos. Tras una mejora con la rehabilitación, sucede un retroceso, y ya las voces se apagan. Michka pierde el contacto. Es el vacío.
Qué sucede, porqué nos perturba éste relato? En la soledad de la persona mayor, cuando ya no queda nadie, nadie con quién compartir, cuando ya no hay ilusión, la soledad se hace profunda. Con la afasia, a la anciana le llega el desarraigo, el ingreso institucional y la pérdida de referentes.
Olvida los nombres de las cosas, de las personas, no reconoce las palabras, no las dice bien, se desespera por no poder expresar lo más básico, sus sentimientos, sus afectos, sus esperanzas.
Lo que resalto de éste relato es el pudor y la fuerza de los sentimientos de los narradores.
¿Saben cuidarse ellos mismos?¿Quién les proporciona apoyo y contención emocional? Solo su generosidad les permite conocer a Michka y así poder sentir y comprender la importancia de su último deseo. Por otro lado, es ella quien ha permitido a Marie y Jerôme poder reconducir sus vidas. La gratitud va en los dos sentidos. Hay esperanza.
Hay un mensaje: descubramos ,en su soledad, aquella vida que tuvieron nuestros ancianos.
Marie dice:“tras sus miradas borrosas, sus gestos inseguros, sus cuerpos encorvados, busco al muchacho o a la muchacha que fueron…los observo y me digo: ella también amó, gritó, gozó, nadó, corrió hasta perder el aliento, subió las escaleras de cuatro en cuatro, bailó toda la noche”.
“El silencio nos es necesario, desde luego, para un acto fundamental de humanidad:escuchar las palabras de los otros” nos dice Juan Mayorga en su obra Silencio. Y esto es lo que he encontrado en esta novela, el valor de cada palabra, del silencio, de la mirada, del contacto, del respeto.
Para dar más vida a estas líneas, incluyo tres enlaces de interés : (activar haciendo ctrl+clic)
https://youtu.be/Gl2Y8i2AAks (entrevista con Pablo Martin Sanchez, su traductor al español)
https://youtu.be/AZy6q6tPmug (Breve lectura de un minuto del inicio de la novela)
https://youtu.be/jCnjKAr0z6o (Breve lectura de 5 minutos)
Juan Vicente Lema Garret
Pediatra de Atención Primaria