El hijo de la novia
El hijo de la novia es una película argentina del año 2001, que nació de una experiencia personal de Juan José Campanella y de su padre, dirigida y escrita por él y por Fernando Castets. La protagonizaba Ricardo Darín (en el papel del hijo) y, Héctor Alterio y Norma Aleandro, eran el novio y la novia. Los padres del protagonista.
La he vuelto a ver, en otras dos ocasiones. Y, me ha vuelto a sorprender por su equilibrio entre sensibilidad y sensiblería. Siempre he pensado la capacidad que tienen los intérpretes argentinos para plasmar con un especial encanto y delicadeza y dotarlas de humor situaciones que, habitualmente son tristes.
Premiada en Valladolid y Montreal, y seleccionada por Argentina para competir por el Oscar al mejor film en lengua no inglesa, esta cinta tiene la suerte de contar con un elenco prestigioso de actores. Pero, también, con un guión que tiene la dosis exacta para mezclar con acierto en la gran pantalla el drama y el humor. Las películas que se centran en el universo de la enfermedad del Alzheimer son interesantes, necesarias y pueden ser muy útiles. Pero no por eso tienen que ser buenas o gustarnos El hijo de la novia no es una película redonda pero merece la pena verla.
En el argumento tenemos de todo, un protagonista, el hijo que llena sus vacios (divorcio, hija con la que no se habla, madre con la que se lleva mal, y nueva novia incluida), trabajando en la empresa del padre y que solo cuando sufra un ataque al corazón, se replanteará su vida y, sobre todo, aprenderá a tomársela con más calma. Y unos grandes secundarios: un padre-novio que, después de 44 años, y siendo anticlerical declarado, es capaz de casarse por la iglesia por darle su momento de felicidad a una mujer ya rota por el Alzheimer, interpretada por una genial Norma Aleandro, un cura que nos cae mal y ese viejo amigo que nos gustaría casi siempre tener.
Una película en la que el Alzheimer está presente y que os animo a ver si no lo habéis hecho, o a volver a verla, y que se suma a esa “Iris” de la que ya os hablé o a “Diario de Noa” de Nick Cassavetes que dejaremos para otra ocasión.
En ocasiones, la magia del cine nos puede ayudar.
Lurdes Ubetagoyena
Presidenta Aubixa Fundazioa