Estamos a punto de concluir este año, y el cerebro humano tiene tendencia a hacer balance para conocer los aspectos positivos y negativos que han ocurrido en este período de tiempo y poder planificar el futuro. Podemos decir que este año ha sido principalmente “el año Post-Covid”, no porque haya desaparecido la enfermedad, pero si las limitaciones que nos habían impuesto y una gran parte del miedo a las complicaciones graves o a la muerte que la infección por el coronavirus nos provocaba. Las vacunas y las mutaciones del virus han cambiado el pronóstico de la enfermedad que persiste entre nosotros con una elevada prevalencia.
¿Cuál es la situación respecto a las demencias? Las demencias siguen siendo uno de los problemas más importantes de salud que tenemos en nuestra sociedad, por su elevada prevalencia, por su repercusión en el individuo que la sufre, en sus familiares y cuidadores y el alto coste sociosanitario que tienen. Dado que estas enfermedades están relacionadas con la edad, y puesto que la edad media de nuestra población aumenta, el futuro no es esperanzador. La prevalencia en el grupo de edad entre los 60 y 80 años ha disminuido en nuestro medio, porque el nivel educativo es más alto y por el mejor control de los factores de riesgo vascular (hipertensión arterial, diabetes, etc). Pero el número total sigue siendo alto, dado que hay más nonagenarios y centenarios y estos tienen mayor riesgo de padecerla.
Avances que han ocurrido este año, que quiero destacar
- Biomarcadores: conocemos mucho mejor el valor de los biomarcadores en el líquido cefalorraquídeo, y de las neuroimágenes en el diagnóstico precoz de las diferentes enfermedades neurodegenerativas que producen demencia y estamos a punto de utilizar los biomarcadores sanguíneos. Los biomarcadores sanguíneos para la enfermedad de Alzheimer (EA) son muy prometedores, pero se necesita seguir investigando, especialmente con cohortes longitudinales, para conocer mejor la utilidad de este instrumento. Por último, aún es preciso aclarar ciertos problemas relacionados con la escalabilidad y la fiabilidad de las mediciones realizadas por los diferentes laboratorios.
- Covid y Enfermedad de Alzheimer: las personas infectadas por el Covid tienen mayor riesgo que los que han sufrido otra infección de tener en el futuro la EA. Este riesgo es mayor en los que han tenido una pérdida de olfato importante. La pandemia por el Covid nos ha permitido conocer mecanismos de alteración neuronal a partir de modificaciones de la glia, que puede llevar a conocer nuevos mecanismos de alteración en enfermedades neurodegenerativas.
- Relación de la hipertensión arterial y la depresión con el riesgo de demencia: En un extenso metanálisis de los datos de 5 ensayos aleatorizados en los que participaron más de 28 000 pacientes, los investigadores examinaron si la reducción de la presión arterial con un tratamiento antihipertensivo podía reducir el riesgo de demencia. Los hallazgos fueron los siguientes:
- Desarrollaron demencia 861 pacientes (3 %), con una mediana de seguimiento de 4,3 años
- El tratamiento antihipertensivo se asoció a una reducción media de la presión arterial de 10/4 mmHg
- El uso de tratamientos antihipertensivos redujo el riesgo de demencia (razón de posibilidades 0,87; intervalo de confianza del 95 % 0,75-0,99)
- Ni la edad ni el sexo influyeron en el efecto del tratamiento antihipertensivo sobre el riesgo de demencia
En conclusión: la hipertensión en edades de la mitad de la vida es un factor de riesgo de demencia. El tratamiento de la hipertensión reduce la incidencia de demencia.
- Metaboloma y microbioma y su relación con la demencia: Existen estudios que demuestran una relación entre el microbioma intestinal con la aparición simultánea de depresión y demencia. Determinados cambios dietéticos podrían modificar este riesgo.
- Nuevos conocimientos genéticos: Un amplio estudio genético proporciona información sobre los genes correlacionados con la resiliencia cognitiva residual. La resiliencia es la capacidad del cerebro para permanecer exento de enfermedades neurodegenerativas a edades más avanzadas. Determinadas características genéticas confieren esta capacidad. También conocemos las características genéticas de las diferentes etnias que se asocian a un mayor riesgo de EA, y las relacionadas con la angiopatía cerebral amiloide, enfermedad que favorece la aparición de hemorragias cerebrales y relacionada con la EA.
- La tecnología puede proporcionar información sobre el comportamiento de los ancianos: Unos sensores pueden informarnos de cuánto tiempo pasan fuera de casa. Los que pasan más tiempo fuera, necesitan menos cuidados y tienen mejor pronóstico, con menor riesgo de demencia.
- La introducción de anticuerpos monoclonales: (Aducanumab y Lecanemab) en el tratamiento antiamiloide de la EA, con eficacia modesta, precio elevado y esperanzadora vía terapéutica.
A pesar de los avances, tengo la impresión de que la cura para estas enfermedades está aun lejos. Conviene cuidarse y prevenir con las medidas a nuestro alcance para evitar en lo posible o retrasar la enfermedad (control de factores de riesgo, audífonos si se sufre hipoacusia, actividad física abundante, actividad cognitiva, actividad social, dieta sana con abundantes verduras, legumbres, frutas, pescado y evitar las grasas animales y el exceso de carne roja, suprimir o reducir al máximo el alcohol, y evitar los tóxicos como el tabaco).
Las enfermedades neurodegenerativas tienen muchas causas diferentes, y posiblemente los avances terapéuticos tendrán lugar de forma progresiva inicialmente para algunas enfermedades con causas concretas y veo lejos la solución definitiva al conjunto de las enfermedades que inducen demencia. Pero conviene que toda la sociedad civil esté alerta de que este es un problema importante que tenemos y debemos de esforzarnos en tratar de buscar soluciones y que las medidas actuales que disponemos se apliquen lo mejor posible y los pacientes tengan los cuidados médicos, sociales y de todo tipo que requieran.
Deseo para todos que el 2023 venga con buenas noticias que permitan vivir más años con más calidad de vida, y que nuestra sociedad tenga clara conciencia de que hay que cuidar de sus ancianos para que mantengan sus derechos y tengan los cuidados necesarios, que son los objetivos principales de la Fundación Aubixa.
JF Martí Massó
Catedrático emérito neurología. UPV/EHU
Miembro del patronato de la Fundación Aubixa